Linda Schele ¿La historia es objetiva? Para mí es un error toda la idea de que hay algo semejante a una historia objetiva. Si la historia fuera objetiva, nunca tendríamos que reescribirla. Pero la historia, incluso entre los grandes investigadores universitarios, es un proceso contínuo de redibujar, reëvaluar y refigurar nuestro entendimiento del pasado a armonizar con nuestras expectativas por el futuro a través de las herramientas del presente. La historia de toda época es un tipo de propaganda. Esto no significa que no sea válida. La pregunta es: ¿La historia es una gran conspiración histórica? Para mí, hablar de un tipo de conspiración de los medios como la que conocemos en el siglo XX en los estados de treinta a cincuenta mil personas, donde la gran mayoría eran testigos reales de la historia escrita en las piedras, es algo que agota la imaginación. Eso significaría que las personas conspiraron voluntariamente durante mil años para crear mentiras. De esta manera, ¿cuál es la función de la historia y de los documentos públicos? Estos últimos son la historia y al hablar de lo que las gentes hicieron en el pasado, enseñan a las personas en el presente lo que se espera de ellas--cuál es la buena moral y lo valiente que es la gente. Eso es lo que es Shakespeare; eso es lo que son los dramas griegos. Los códices mixtecos explican por qué las personas en esa generación tenían el derecho de tomar las tierras que tomaron. La forma en que lo explicaron es por medio del relato de Ocho Venado Garra de Tigre, quien es un gran ancestro. Desde un enfoque marxista, eran instrumentos que las élites utilizaban para manipular a la gente común. También puedes verlos como parte de las imágenes compartidas que creaban un tipo de comprensión simbólica de la vida, la cual permitía la existencia del estado en primer lugar. Una de las formas en que creamos sociedades y en que creamos autoridad es manipulando el medio ambiente simbólico en que vivimos. Eso es lo que implica el mito de los Estados Unidos. Toda la idea de democracia. Las historias de George Washington. Todo es parte de la mitología que el gran público acepta voluntariamente. Bueno, yo pienso que los gobernantes mayas, cuando estaban creando el núcleo de su mitología, el origen de su autoridad, hacían exactamente lo mismo para su gente. Evidencia: archivos maya y mixteco Tenemos que entender la naturaleza de los archivos que estamos manejando. Cuando trabajas con los mixtecos, por un lado, y trabajas con los mayas, por el otro, tienes los extremos opuestos. La historia mixteca es archivada en una serie de códices, para el uso y propiedad de linajes o casas particulares, que hablan acerca de los grandes y centrales eventos del pasado y que llevan a las exigencias políticas del presente--esencialmente, Ocho Venado Garra de Tigre. Lo que tienes en los códices son genealogías detalladas y recuentos puntuales de esos eventos tanto al nivel histórico como en el mitológico. Los dos son importantes juntos, porque uno dice qué pasó y el otro, por qué pasó. Lo que no tenemos de los mixtecas son muchas ciudades que pudieran excavarse para ver cómo plasmaban esto en los espacios abiertos para el consumo público, a través de grandes rituales y festivales. Con los mayas tenemos exactamente lo contrario. Hemos perdido esas genealogías y esos recuentos detallados de la historia. Los códices no sobrevivieron. Pero lo que tenemos es el archivo público. Tenemos esa porción que los gobernantes encontraron útil poner en el ámbito público. Ahora, el problema es, ¿cómo puedes definir útil? Muchos de quienes analizan esto prefieren tratarlo sólo como una cuestión personal--que los gobernantes mayas no pudieron poner el reino antes que su bienestar personal. Mi postura sobre esto es que los gobernantes mayas no fueron diferentes que nuestros propios gobernantes; sintieron una responsabilidad por el funcionamiento del reino. Lo que escogieron poner en los monumentos públicos fue tanto para servir al reino como para servir a su propia autoridad. Esto significa que en algún sitio solamente encuentras la información que: uno, sobrevivió históricamente; dos, ha sido encontrada por los arqueólogos, y; tres, la élite decidió poner dentro de los registros públicos. ¿La historia para quién? Los monumentos son levantados para que los entienda cualquiera sin necesidad de ser letrado. La información crítica es transmitida a través de información visual. Son retratos de los gobernantes. Hemos creído por muchos años que los mayas decidieron poner los verbos en la escena de forma progresiva y no de forma ya completa. Lo que los mayas entendieron es que esto no es una acción en el pasado, es una acción que está pasando progresivamente. Mientras los monumentos existan, la acción existirá. La gente estaba viendo a líderes que se convirtieron en ancestros en las acciones que están documentadas. En los documentos del siglo dieciséis, elaborados entre veinte y cuarenta años después de la Conquista, queda claro que tanto los mayas como los mexicas tenían grandes rituales públicos en los cuales esas historias eran representadas y en los que el gran soporte mítico, como el Popol Vuh, era promulgados públicamente. La gente sabía quienes eran todos los actores. Podían saberlo, sólo por el hecho de ser miembros de un estado en particular, la historia general los rodeaba--de la misma manera que muchos estadounidenses son capaces de identificar la imagen del levantamiento de la bandera en Iwo Jima, que es un monumento en Washington D.C. Al final, el público primario son las élites en si mismas, pero las élites no son un grupo monolítico. Había gente que era aliada del rey. Había gente que estaba en contra del rey. Había rivalidades entre ellos. Había muchos, muchos niveles distintos de la élite. Cada uno de estos grupos de élite tenía su propia circunscripción. El rey tenía que negociar el poder con estás circunscripciones inferiores. Filtros poderosos La historia en sí misma es un instrumento de poder. Lo sé ahora porque estoy trabajando directamente con los mayas, enseñándoles como leer los glifos, y una de las cosas que he descubierto es que en ocasiones tu sola elección de las palabras puede hacer una enorme diferencia en la forma en que la gente reciba las cosas. No fue un maya quien llamó mi atención a esto. Fue Judy Maxwell. Siempre que hablamos acerca de lo que los olmecas, o los mayas, o cualquier otro grupo mesoamericano hacían a los cráneos de sus bebés, lo llamamos "deformación de cráneo." ¿Cierto? Bueno, ese es un término despectivo. Eso clasifica lo que hicieron como una deformación y destrucción de lo que es una parte del cuerpo humano. Judy discute y discute conmigo. Ella dice, "Bueno, cuando un actor entra y tiene su cara reestirada, la llamamos 'deformación?' ¿Cuando un hombre o una mujer se opera la nariz, la llamamos 'deformación de nariz?' No lo hacemos. Usamos otras palabras para describirlo. La llamamos 'estiramiento de cara' o 'cirugía plástica.'" La gente que crea la historia crea filtros para que el pasado sea entendible para los vivos. Puedes crear estos filtros de tal manera que favorezcan tu propia posición y en detrimento de la posición de los otros. Esto es lo que ha sucedido con los pueblos indígenas durante quinientos años. Epigrafía y arqueología La arqueología es maravillosa para descubrir lo que está sucediendo en la tierra, pero ningún arqueólogo ve más de veinte o veinticinco por ciento de todo el registro. Pude observar esto en los túneles de Copán. Creamos espléndidas explicaciones de lo que habíamos visto, regresamos el siguiente año, avanzamos un metro más en el túnel y descubrimos algo nuevo que cambia todo completamente. Cualquier interpretación de un registro arqueológico no es más que una intuición sobre el patrón de información que cada arqueólogo tiene en un momento en particular. Esto también es válido para la epigrafía. Lo que hace la epigrafía es tratar con la historia. Trata con las personas. Trata con el tiempo. Trata con las estrategias de adaptación social. Trata con las estrategias de los asuntos políticos. Trata con las estrategias del uso de marcos religiosos y cosmológicos para justificar la historia. La epigrafía, junto con la iconografía y con el trabajo de nuestros historiadores, arquitectos, etcétera, trata con el ambiente simbólico; pero no puede descubrir el polen. No puede descubrir el tipo de comida que se cultivaba. No puede descubrir el tipo de vida diaria de la gente que vivía en las chozas ubicadas en las faldas de las montañas. Es así porque no es asunto de la historia. La arqueología puede ver las fechas. Puede ver la distribución de todo tipo de artefactos. Puede ver la genética. Puede ver el comercio de bienes. Puede ver todo tipo de cosas. Pero por sí sola, nunca detectará un nombre. La arqueología no pudo encontrar los sitios de las batallas. No puede generar la historia. El ejemplo de Copán: "una rey" Tomemos el caso de Copán, donde a mediados de los ochenta los epigrafistas delinearon una historia dinástica e identificaron el año en que el fundador llegó. En los primeros años, algunos arqueólogos, basados en registros de la superficie del valle, llamaron a estos reyes "putativos" y dudaron de su existencia, asegurando que habían sido "inventados" por reyes de finales del período clásico con el objetivo de crear la historia de un linaje. El año pasado abrieron la tumba del fundador. No sólo es real y no sólo pueden probar ahora que la mayor parte de la construcción masiva se dio en los cien años posteriores a su aparición en los registros arqueológicos, sino que ahora lo tienen físicamente. Tal vez tengamos a su esposa. Y seguro tenemos a dos o tres de sus descendientes de los cuales sabremos más con las nuevas pruebas genéticas. Ahora, en Copán, también tenemos el caso opuesto. Para nuestra sorpresa, uno de estos grandes reyes es una mujer--quien recibió los mismos honores que el propio fundador. Pero a esta mujer nunca se le menciona en las inscripciones. Tenemos aquí una discrepancia entre el hecho de que nunca se menciona a esta persona en las inscripciones y el tratamiento que recibió basado en los restos materiales. Hay una discrepancia entre la percepción pública que los mayas presentaron a su propio pueblo y lo que realmente hicieron. Tal vez una de las cosas más graciosas es que en los próximos diez años trataremos de entender el por qué.